martes, 25 de mayo de 2010

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El descubrimiento de America






Una de las fechas más significativas durante el reinado de los Reyes Católicos fue la del 12 de octubre de 1492: el día en que Cristóbal Colón descubrió América.
El hecho de que Cristóbal Colón (que no era español de origen) acudiera a una corte extranjera para ofrecer sus servicios prueba que el descubrimiento de América no fue en modo alguno accidental.
Portugal y Castilla (España) estaban muy avanzados en la exploración de rutas mercantiles marítimas y Sevilla, una rica y populosa ciudad española era por entonces un importante centro comercial. Sabemos que las rutas africanas permanecían cerradas para Castilla en favor de Portugal. En 1479, por el tratado de Alcaçova, Alfonso V de Portugal renunció a sus aspiraciones sobre Castilla y reconoció los derechos de Castilla en las islas Canarias, mientras que Castilla reconocía los derechos de Portugal en las Azores, Cabo Verde y Madeira.
Las Islas Canarias eran una puerta excelente hacia rutas alternativas. Esto es lo que Cristóbal Colón ofreció, y lo hizo a un estado que precisaba de ellas, y que estaba también acostumbrado y preparado para este tipo de empresa. La España unificada poseía en 1492 una poderosa maquinaria de guerra, una sólida economía, una proyección exterior, experiencia naval que incluía la exploración de rutas mercantiles, y un notable potencial cientifico-tecnológico: matemáticos, geógrafos, astrónomos y constructores navales, que habían sido formados en una mezcla de tres culturas (judíos, musulmanes y cristianos). Su único rival era la vecina Portugal que, como ya sabemos, había puesto punto final a la expansión española en Africa.
La oferta de Colón fue rápidamente aceptada a pesar de sus conocidos errores. Pero durante su viaje a Asia sus carabelas, inesperadamente, tropezaron con el continente americano.
Los españoles estaban especialmente bien preparados por su historia para conquistar, ocupar, poblar y explotar nuevas tierras y asimilar nueva gente. América, entonces, se convirtió en la nueva tierra prometida para aquella gente acostumbrada a la aventura y con las armas militares, diplomáticas y administrativas a su disposición para afrontar el reto. A mediados del siglo XVI, se habían establecido en dos de los virreinatos más importantes, Méjico en el Atlántico y Perú en el Pacífico.

jueves, 20 de mayo de 2010

Misiones jesuíticas guaraníes

Las misiones jesuíticas guaraníes, también reducciones jesuitas guaraníes, fueron los pueblos misionales fundados por la Compañía de Jesús entre los guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin evangelizar a los nativos de la actual provincia argentina de Misiones, el norte de Corrientes e importantes territorios actualmente en el Paraguay y sur del Brasil.

Las reducciones entre los guaycurúes, guaraníes y pueblos afines en las regiones del Guayrá, Itatín, Tapé (las tres en el actual Brasil), Uruguay (Brasil, Argentina y Uruguay actuales), Paraná (Argentina, Paraguay y Brasil actuales) y las áreas guaycurúes en el Chaco (Argentina y Paraguay actuales), fueron establecidas en el siglo XVII dentro de territorios pertenecientes al imperio español en la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay y sus gobernaciones sucesorias a partir de su división en 1617: Gobernación del Paraguay y Gobernación del Río de la Plata. Eclesiásticamente formaban parte de los obispados católicos de Buenos Aires y de Asunción e integrabPatrimonio de la Humanidad [editar]an la Provincia Jesuítica del Paraguay.
Al ser expulsados los jesuitas por orden del rey
Carlos III mediante la Pragmática Sanción del 27 de febrero de 1767, franciscanos, dominicos y mercedarios tomaron a su cargo los pueblos misioneros, constituyéndose la Gobernación de las Misiones Guaraníes.
En las reducciones hacia el año
1744, la Compañía de Jesús realizó un censo poblacional de sus reducciones, lo que arrojó un total de 84.000 indígenas.


Patrimonio de la Humanidad

Algunas de las misiones jesuíticas guaraníes han sido declaradas lugar Patrimonio de la Humanidad. Las ruinas de São Miguel das Missões en Brasil y los restos de San Ignacio Miní, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María la Mayor en Argentina, quedan en el corazón de un bosque tropical. Son, según la Unesco, unos restos impresionantes de cinco misiones jesuitas, construidas en el territorio de los guaraníes durante los siglos XVII y XVIII. Cada una de ellas se caracteriza por un plan específico y un diferente estado de conservación.