jueves, 20 de mayo de 2010

Misiones jesuíticas guaraníes

Las misiones jesuíticas guaraníes, también reducciones jesuitas guaraníes, fueron los pueblos misionales fundados por la Compañía de Jesús entre los guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin evangelizar a los nativos de la actual provincia argentina de Misiones, el norte de Corrientes e importantes territorios actualmente en el Paraguay y sur del Brasil.

Las reducciones entre los guaycurúes, guaraníes y pueblos afines en las regiones del Guayrá, Itatín, Tapé (las tres en el actual Brasil), Uruguay (Brasil, Argentina y Uruguay actuales), Paraná (Argentina, Paraguay y Brasil actuales) y las áreas guaycurúes en el Chaco (Argentina y Paraguay actuales), fueron establecidas en el siglo XVII dentro de territorios pertenecientes al imperio español en la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay y sus gobernaciones sucesorias a partir de su división en 1617: Gobernación del Paraguay y Gobernación del Río de la Plata. Eclesiásticamente formaban parte de los obispados católicos de Buenos Aires y de Asunción e integrabPatrimonio de la Humanidad [editar]an la Provincia Jesuítica del Paraguay.
Al ser expulsados los jesuitas por orden del rey
Carlos III mediante la Pragmática Sanción del 27 de febrero de 1767, franciscanos, dominicos y mercedarios tomaron a su cargo los pueblos misioneros, constituyéndose la Gobernación de las Misiones Guaraníes.
En las reducciones hacia el año
1744, la Compañía de Jesús realizó un censo poblacional de sus reducciones, lo que arrojó un total de 84.000 indígenas.


Patrimonio de la Humanidad

Algunas de las misiones jesuíticas guaraníes han sido declaradas lugar Patrimonio de la Humanidad. Las ruinas de São Miguel das Missões en Brasil y los restos de San Ignacio Miní, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María la Mayor en Argentina, quedan en el corazón de un bosque tropical. Son, según la Unesco, unos restos impresionantes de cinco misiones jesuitas, construidas en el territorio de los guaraníes durante los siglos XVII y XVIII. Cada una de ellas se caracteriza por un plan específico y un diferente estado de conservación.



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